Los cernícalos son sensibles a los rayos ultravioletas, lo que les permite ubicar visualmente los rastros de los topillos. Estos pequeños roedores dejan en el camino marcas de orina y heces que reflejan la luz ultravioleta. Esto los hace visibles para los cernícalos, especialmente en la primavera antes de que los rastros estén cubiertas por la vegetación.